AUTOBIOGRAFIA
"Luna" fue la primera palabra que recuerdo haber escrito por
primera vez. Cuenta mi abuela que desde pequeña mi mamá se obsesionó con la
enseñanza, a tal punto que en la finca donde vivían, les enseñaba a los perros
y a los marranos las letras del abecedario y algunas canciones con rimas de la
época.
La primera vez que hice un dictado con la maestra más exigente (mi mamá),
fue acerca de la luna, es lo único que recuerdo de todas las páginas que
escribí en una agenda argollada, con rayas de color azul.
Recuerdo aquellas tardes, cuando leía lo que había escrito mal y un
borrador, un lápiz y una regla apuntaban sobre mi cabeza: eran las herramientas
de este trabajo.
Mi madre era profesora de primaria, muy
exigente, así que lo que no podía lograr con sus alumnos lo debía lograr
conmigo: cuadernos impecables, márgenes rojas, sin enmendaduras ni tachones;
ese fue mi primer encuentro con la escritura. No pudo ser la experiencia más
motivante pero, para bien o para mal, quedó grabada en mi memoria. Dicen que la
letra con sangre entra, pero gracias a Dios, ese no fue mi caso, no hubo sangre
y tampoco resulto en un estimulo, que me hiciera amar el acto de leer y
escribir.
Pero finalmente aprendí algo fundamental
para toda persona en cualquier labor u oficio: saber leer y escribir. Le doy
gracias a mi madre por haber dedicado este tiempo para formarme y hacer de esta
práctica algo que ha perdurado a través del tiempo.
Años más tarde fui a estudiar lejos de
ella en otros colegios donde ella no estaba para ayudarme, y tuve que
enfrentarme a la realidad. La importancia que significa escribir y leer
correctamente. Llegue a tener problemas de salud por que no se podía ser bueno
en términos escolares; debía ser excelente, y cuando me iba bien era un
acontecimiento fatal. Con el paso del tiempo y al ver mi salud al empezar los
periodos de evaluación, mi madre me habló y recuerdo que mirándome
a los ojos me dijo: “no siempre hay que ser sobresaliente”.
Esto no fue del todo bueno por que me
salí del sendero de la excelencia, me fui al otro lado de la balanza y poco a
poco perdí el uso de las tildes, las comas, la ortografía, entre otros; perdí
el hábito de leer, porque mis ojos se nublaban y me dolía la cabeza.
En cuanto a las relaciones personales,
las habilidades comunicativas se han convertido en
mi mayor debilidad y se evidencian cuando estoy en frente de muchas
personas, cuando tengo que presentarme para compartir información
personal.
Por otra parte, me
considero una analfabeta, en el uso de las tecnologías, ya que se
me dificulta manejar elementos tan sencillos como un computador o un
celular. Pero algo me dice: “Solo tienes que leer, y seguir
la instrucción para poderlos maniobrar”; considero que esta es una de las
tantas secuelas que deja la ausencia de estas prácticas tan vitales para el ser
humano.
Me siento en un punto de partida en el
cual debí haber estado hace bastante tiempo, tengo 27 años pero sé que no es
tarde para enfrentar este reto; leer un libro, entenderlo y poder hacer una
síntesis de sus ideas principales no será algo imposible.
En mi carrera como cantante no tuve que
leer muchos libros, leí partituras, algo difícil para el que no lo estudia,
pero en esta profesión empiezo a sentir la necesidad de aprender a escribir, a
ejercitar mi mente, en composiciones poéticas y románticas que den un estilo
personal a mis canciones.
También soy madre de una pequeña
de 7 años y por estos días, empiezo a descubrir la importancia que tienen
la lectura y la escritura en la formación del ser, desde las primeras etapas de
vida y la injerencia que tiene en el desarrollo del pensamiento crítico.
Mi hija a diferencia mía, tiene
excelentes habilidades comunicativas, usa palabras como: “realmente me
lastimé” (en vez de me pegué), “roca” (en vez de piedra), inventa cuentos con
gran coherencia y fluidez, realiza cartas de reconocimiento a sus
amigas, y es apasionada por ir a la librería para comprar literatura infantil;
creo que estas prácticas han sido fomentadas desde el colegio y reforzadas en
casa.
Creo que es importante que los docentes
nos preparemos para provocar en los estudiantes procesos de interés, que les
permitan pasar de la rutina a la investigación y la exploración del
conocimiento a través del texto.
Nico, ahora tendría que acercarte desde otra emoción a la lectura y la escritura. El no saber escribir con todas las convencionalidades no te preocupe, poco a poco lo aprenderás, lo más importante es volver a enamorarte de la escritura y para ello... te voy a hacer en esa luna desde otras posibilidades.
ResponderEliminarLa luna
ResponderEliminarPor Jaime Sabines
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=xItPCQYNuFU
Eliminar